Cada año, el cempasúchil ilumina altares y ofrendas de Día de Muertos con su intenso color naranja, pero esta flor va mucho más allá de la decoración: es un aliado natural para la salud.
La UNAM destaca que la variedad más común en México, Tagetes erecta, contiene vitaminas, minerales, antioxidantes y compuestos antimicrobianos que la hacen útil desde tiempos prehispánicos.
Se le atribuyen beneficios digestivos, como aliviar empachos, indigestión y cólicos; también ayuda en problemas hepáticos, vómitos, diarrea y expulsión de parásitos.
Para el cuidado ginecológico, los baños de asiento con cempasúchil y otras hierbas como el pericón pueden reducir dolores menstruales.
Además, sus propiedades externas sirven para calmar sarpullidos, llagas y verrugas, mientras que sus usos respiratorios incluyen alivio de tos, bronquitis y gripa.
¿Cómo consumir el cempasúchil?
Consumirlo es sencillo: en infusión, basta con hervir pétalos de dos flores por tres minutos, añadir hierbabuena o miel y disfrutar.
En la cocina, se utiliza para sazonar sopas, ensaladas, salsas o decorar postres, aportando color y nutrientes como la luteína. Los especialistas recomiendan priorizar el cempasúchil mexicano, preservando la biodiversidad local.
El aceite esencial de hojas y tallos también presenta actividad antibiótica y ayuda en alteraciones nerviosas, ansiedad, insomnio, e incluso algunos síntomas de enfermedades más graves.
Siempre se enfatiza el consumo responsable, y consultar a un médico antes de iniciar tratamientos caseros, pues su ingesta puede tener efectos adversos.
Hoy, el cempasúchil demuestra que su papel ritual se combina con su potencial medicinal, ofreciendo bienestar natural a quienes respetan la tradición y la ciencia.