Esta tendencia no solo es estética, también responde a un cambio de mentalidad: menos exceso y más significado.
Los tonos neutros como el blanco, beige o verde profundo son los favoritos, aunque también se imponen las apuestas audaces en rojos, lilas o incluso negros.
Los ramos secos, con flores preservadas, ofrecen un aire bohemio y atemporal, perfectos para bodas en exteriores. Foto: Especial
En las bodas bohemias o modernas, los ramos secos resaltan por su textura y durabilidad, mientras que los monocromáticos ofrecen sobriedad y estilo.