La observación de menos aves en invierno puede deberse a varios factores relacionados con las migraciones, el clima y el comportamiento de las aves. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente, en México migran más de 25 especies de aves en todo el territorio, generando una riqueza en la fauna aviaría.
Aquí hay algunas razones comunes:
Migración: Muchas aves son migratorias y viajan a regiones más cálidas durante el invierno en busca de alimentos y condiciones climáticas más favorables. Durante la migración, estas aves abandonan las áreas más frías, lo que puede dar la impresión de una disminución en la población local.
Menos horas de luz: En invierno, los días son más cortos y las noches más largas. Esto afecta su comportamiento, ya que muchas especies son más activas durante las horas de luz. Pueden pasar más tiempo ocultas o descansando durante las noches largas y frías.
Escasez de alimentos: En invierno, la disponibilidad de alimentos puede ser limitada. Muchas plantas no producen frutos, y los insectos pueden ser escasos. Las aves migratorias se desplazan a áreas con mejores recursos alimenticios, mientras que algunas aves locales pueden depender de estrategias como almacenar alimentos o cambiar su dieta.
Cambios en el comportamiento: Algunas especies tienen patrones de comportamiento estacionales. Durante el invierno, pueden volverse menos activas y más reservadas, lo que dificulta su detección.
Refugio en áreas más protegidas: En climas fríos, menudo buscan refugio en áreas más protegidas, como bosques densos, arbustos o áreas urbanas. Esto puede hacer que sean menos visibles para los observadores.
En resumen, la observación de menos aves en invierno puede deberse a una combinación de migración, cambios en el comportamiento, escasez de alimentos y refugio en lugares menos visibles. Muchas de estas aves regresarán en primavera cuando las condiciones sean más propicias.