Cada año, en México, el Día de Muertos llena de colores, aromas y sabores los altares dedicados a honrar a los seres queridos que han partido.
Uno de los elementos más simbólicos de esta tradición es la ofrenda, que incluye una variedad de alimentos: desde pan de muerto hasta frutas, dulces, y platillos favoritos de los difuntos.
Sin embargo, muchas personas se preguntan si es seguro consumir estos alimentos una vez que han estado en el altar. ¿Qué sucede con la comida de la ofrenda y por qué no se recomienda comerla?
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La esencia espiritual de la comida
Según la tradición, cuando los alimentos son colocados en la ofrenda, los difuntos absorben su “esencia” o “energía vital” durante la noche del 1 al 2 de noviembre.
Esta creencia forma parte de la cosmovisión mesoamericana, donde se honra a los antepasados con la certeza de que su presencia es real y de que disfrutan del banquete que se les ofrece.
Tras este ritual, se dice que la comida pierde su sabor y valor nutritivo, pues ha sido consumida espiritualmente, aunque permanezca físicamente en el altar.
¿Es seguro consumir la ofrenda?
Además del simbolismo, hay razones prácticas para evitar consumir estos alimentos. La comida de la ofrenda suele estar expuesta por un par de días, lo que facilita el desarrollo de bacterias o la descomposición, especialmente en alimentos frescos como frutas, pan o mole.
El clima y la temperatura también juegan un papel importante, ya que en lugares cálidos, la comida podría deteriorarse más rápido.
¿Qué hacer con la ofrenda después del Día de Muertos?
En lugar de consumir la comida, algunas familias optan por enterrarla en el jardín o desecharla de manera respetuosa, recordando la intención original de la ofrenda: alimentar simbólicamente a sus seres queridos.
Otros prefieren transformar ciertos elementos, como el pan de muerto, en compostaje o utilizarlos en recetas de reciclaje, de modo que la ofrenda tenga un final simbólico y respetuoso.
¿Por qué mantener la tradición?
Respetar la ofrenda como un alimento “sagrado” ayuda a preservar la esencia de esta tradición ancestral.
Aunque cada familia puede interpretar el destino de la ofrenda de manera diferente, lo importante es mantener vivo el homenaje y respeto hacia los difuntos.
Recuerda que la esencia del Día de Muertos no está en lo físico, sino en la conexión espiritual y el amor hacia quienes ya no están.