Con su gira Cancionera Tour, la artista da un paso más en carrera, esta vez desde una perspectiva más personal y desde las raíces de su profesión
Por más de hora y media, el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez se transformó en un santuario de la canción gracias a la sensibilidad y talento de Natalia Lafourcade, quien ofreció un concierto inolvidable como parte de su aclamado Cancionera Tour.
Ante más de 4 mil 700 personas, la multipremiada artista mexicana conectó con el público queretano a través de un espectáculo íntimo, teatral y profundamente emocional.
Los simbolismos de Cancionera
La noche comenzó con un gesto poético: en el centro del escenario, Natalia, vestida con un largo vestido rojo, colocaba flores en un jarrón mientras interpretaba «Cancionera«, acompañada por su inseparable guitarra.
Así daba inicio a un recorrido musical lleno de simbolismo, inspirado en los antiguos cancioneros que llevaban su arte a escenarios humildes pero llenos de alma.
En el improvisado «Teatro de la Canción», evocando aquellos espacios donde los trovadores compartían sus versos, Lafourcade, ahora enfundada en un traje desgastado, continuó con temas como “Como quisiera quererte” y “Pajarito colibrí”. La atmósfera era íntima y casi mágica.
«A veces no se ve, pero se escucha»
El público fue parte activa del espectáculo: antes de interpretar “Soledad y el mar”, Natalia pidió imitar el sonido del océano. Aunque algunos asistentes reclamaban no verla bien desde sus asientos, la cantante respondió con calidez: “A veces no se ve, pero se escucha”, recordando que el arte trasciende lo visual.
Entre la nostalgia, el amor y el desamor
Uno de los momentos más emotivos llegó con “El Palomo y la Negra”, dedicada a los enamorados. Siguiendo sus instrucciones, los asistentes encendieron las luces de sus teléfonos y cantaron en conjunto, leyendo la letra incluida en un programa entregado al entrar.
El punto culminante llegó con “Nunca es suficiente”, coreada a una sola voz por todo el auditorio. Luego vinieron himnos de su carrera como “Amarte duele” y “En el 2000”, despertando la nostalgia de quienes la siguen desde sus inicios.
Ataviada más tarde con un traje veracruzano, Natalia rindió homenaje a sus raíces con “Mi tierra veracruzana” y, por supuesto, “Hasta la raíz”, tema que cerró con fuerza una velada marcada por la identidad, el arte y la emoción.
Natalia Lafourcade rinde homenaje a los cancioneros
Cancionera no es solo un disco: es una declaración artística. Nacido como un homenaje a las grandes voces que marcaron a Lafourcade, este proyecto refleja también una búsqueda personal y espiritual.
Desde su vida en Veracruz, donde la tradición permea cada nota, Natalia ha creado una obra que es al mismo tiempo musical, teatral, visual y profundamente humana.