El arte mexicano perdió a una de sus voces más sensibles. El fotógrafo y artista visual Pepe Soho falleció en su hogar en la Ciudad de México a causa de un paro cardiaco, según confirmaron sus allegados el 10 de octubre de 2025. Su partida deja una huella profunda en el panorama cultural nacional e internacional.
Soho fue un creador que hizo del arte un refugio y del dolor, una fuente de transformación. Su obra, marcada por una conexión espiritual con la naturaleza, convirtió cada imagen en un testimonio de resiliencia. En 2017, se convirtió en el primer mexicano en ganar la Copa Mundial de Fotografía, celebrada en Yokohama, Japón. Años después, su trabajo fue parte de la Expo Dubái 2020, donde cautivó a más de 330 mil visitantes.
Su proyecto Mystika Inmersivo, ubicado en Tulum, fue concebido como un espacio de sanación más que como un museo. A través de proyecciones, sonido y fotografía, invitó a los visitantes a encontrarse consigo mismos. Para muchos, este espacio simboliza el legado artístico de Pepe Soho, una obra que trasciende lo visual para convertirse en experiencia emocional.
Antes de consagrarse como artista visual, Soho fue empresario y creativo, impulsando proyectos que reflejaban su espíritu innovador y su amor por México. Sus paisajes —caballos, ballenas, mariposas y montañas— no solo retrataron la belleza del país, sino también su propia búsqueda interior.
Su muerte deja un vacío en la comunidad artística, pero su visión seguirá viva a través de su obra. En cada una de sus fotografías persiste su mensaje: el arte puede sanar, y el amor, como su luz, nunca se apaga.