Colombia ha logrado diversificar su estructura económica, pasando de depender principalmente de la industria extractiva a un enfoque más equilibrado que incluye sectores como servicios, agricultura, manufactura y tecnología. Esta diversificación ha permitido un mayor impulso a la productividad y la competitividad, al tiempo que reduce la vulnerabilidad a los vaivenes de los precios de las materias primas. Sectores como el turismo, la construcción y la energía renovable han experimentado un crecimiento significativo, generando empleo y oportunidades para los colombianos.