Con algunos ajustes estratégicos, una cocina pequeña puede volverse más cómoda, ordenada y atractiva. El secreto está en aprovechar cada rincón sin saturar el espacio. Estilo y funcionalidad pueden ir de la mano con los elementos correctos.
El diseño también puede contribuir a que la cocina luzca más amplia, luminosa y agradable. Para lograrlo, se recomienda utilizar colores claros, como blanco, gris suave o beige, en paredes y muebles.
Estos tonos pueden equilibrarse con toques de color en textiles, utensilios o vajilla, eligiendo tonalidades como mostaza, verde oliva o azul marino para aportar personalidad.
Transformar una cocina pequeña no requiere grandes inversiones, sino decisiones inteligentes que combinen funcionalidad y estilo. Con soluciones prácticas, una buena elección de materiales y atención a los detalles, es posible crear un espacio que, además de ser eficiente, refleje personalidad y se sienta tan cómodo como cualquier otra parte del hogar.