El regreso a clases no solo significa comprar cuadernos, uniformes o mochilas nuevas; también implica un ajuste emocional para niñas, niños y adolescentes.
La transición de las vacaciones a la rutina escolar puede despertar ansiedad, desmotivación o miedo a lo desconocido, sobre todo si cambian de escuela, grado o grupo de amigos.
Prepararlos emocionalmente es tan importante como tener todo el material listo, ya que un buen estado anímico influye en su aprendizaje, autoestima y relaciones.
Los expertos recomiendan hablar abiertamente de sus emociones, escuchar sus preocupaciones sin juzgar y transmitirles seguridad.
Anticipar horarios, visitar la escuela y reforzar la importancia de lo positivo del regreso ayuda a que el proceso sea más ligero.
El papel de la familia es clave: con paciencia, comunicación y empatía, el regreso a clases puede transformarse en una experiencia motivadora y llena de confianza.
Al contarles anécdotas divertidas, logros o amistades que surgieron en la escuela, se genera un vínculo emocional que normaliza los nervios y los convierte en una oportunidad de crecimiento.
Así, los niños entienden que los cambios son parte natural de la vida y que cada ciclo escolar abre nuevas posibilidades.
Recomendaciones rápidas para el regreso a clases
Retoma rutinas de sueño y alimentación unos días antes.