
Lorena Ochoa y Adriana Castro. / Foto: Armando Vázquez
Esta competencia volvió a brillar en el campo de golf de El Campanario, convocando a decenas de golfistas y corazones generosos con un propósito claro: transformar vidas mediante la donación de órganos y el acceso a tratamientos que salvan o devuelven la salud a cientos de personas
Querétaro se convirtió, una vez más, en el epicentro de la generosidad, la empatía y el deporte con causa. La Copa ALE, en su 14a edición, reunió a 144 golfistas locales en el campo de El Campanario para disputar un torneo bajo el formato A Go-Go, en equipos de tres personas, y con una meta mucho más alta que el primer lugar: devolver la vista, prolongar vidas y sembrar esperanza en quienes más lo necesitan.
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Este torneo, promovido por la Asociación ALE, presidida por Adriana Castro de Alverde, no solo representa una competencia deportiva, sino una poderosa movilización de conciencia social sobre la importancia de la donación de órganos y el apoyo a pacientes con enfermedades crónicas. Con los fondos recaudados este año, se logrará:
Una de las grandes protagonistas de este evento fue, como ya es tradición, la exgolfista profesional Lorena Ochoa, ex número 1 del mundo y miembro del Salón de la Fama desde 2017.
Su presencia, cálida y comprometida, aportó un espíritu inspirador al torneo. “¡Qué padre, qué emoción! No hay que rajarnos…”, dijo entre sonrisas, recordando cómo, hace 14 años, aceptó sumarse a este proyecto. Para ella, la cultura de la donación de órganos es una tarea colectiva que se debe seguir compartiendo y promoviendo.
“Cuando tengamos la oportunidad, en las comidas, en la sobremesa, digamos lo importante que es decir sí a la vida. Yo me siento muy, muy agradecida”, expresó Ochoa conmovida, ante una audiencia entregada.
La competencia también tuvo sus ganadores, quienes fueron reconocidos en una emotiva comida de premiación:
Las organizadoras Adriana Castro de Alverde y Martha Parra de Cabrera subrayaron que este torneo es solo una parte del trabajo que la Asociación ALE realiza año con año.
La misión continúa: seguir apoyando a pacientes en espera de un trasplante o en rehabilitación, especialmente aquellos que luchan por un hígado, un riñón, una córnea o por mantener un órgano trasplantado en funcionamiento.
Más que un torneo, la Copa ALE es un testimonio de humanidad. Bajo un cielo azul y entre abrazos, sonrisas y golpes certeros al balón, se tejió una red de solidaridad que, como cada año, resuena más allá del campo de golf: en los quirófanos, en las salas de espera, en los ojos que volverán a ver y en los corazones que volverán a latir con fuerza gracias a un acto de amor.
Porque decir sí a la vida no es solo una frase: es una convicción que se juega, se celebra y se comparte.