En general, las vacunas para perros se toleran bien. Lo más importante es que tu cachorro esté sano y haya alcanzado la edad mínima (ocho semanas) para reaccionar adecuadamente a los principios activos. Así la posibilidad de fuertes reacciones se reduce al mínimo. Los posibles efectos secundarios, que suelen desaparecer a los dos o tres días y como mucho duran una semana, son los siguientes: