Elegir el color para pintar una habitación va mucho más allá de una cuestión estética. La psicología del color ha demostrado que los tonos que nos rodean afectan nuestras emociones, la calidad del sueño y hasta nuestros niveles de ansiedad. Por eso, si estás pensando en renovar tu espacio personal, toma nota de los colores que es mejor evitar en tu dormitorio:
Rojo intenso
Aunque es vibrante y apasionado, el rojo puede resultar demasiado estimulante para un espacio destinado al descanso. Este tono eleva el ritmo cardíaco y la presión arterial, lo que puede dificultar conciliar el sueño.
En grandes cantidades, estos tonos pueden crear un ambiente sombrío y pesado. Aunque pueden ser elegantes en espacios pequeños o detalles decorativos, no se recomienda usarlos como color dominante en las paredes.
Si bien es un color alegre y energizante, el amarillo en su versión más saturada puede provocar irritabilidad y ansiedad en un entorno donde se busca relajación. Usarlo en exceso podría hacer que te despiertes sintiéndote agitado.
Verde neón o lima
El verde es relajante en tonos suaves, pero sus versiones neón pueden resultar demasiado intensas y poco naturales para una habitación. Tienden a robar protagonismo y alterar el equilibrio visual del espacio.
Azul frío extremo
Aunque el azul suele asociarse con tranquilidad, algunos tonos muy fríos pueden hacer que el espacio se sienta helado y poco acogedor. Es mejor elegir versiones más cálidas o mezcladas con gris o lavanda.
Opta por tonos suaves y neutros como el beige, azul cielo, verde salvia o lavanda clara, que ayudan a crear una atmósfera tranquila y acogedora. Tu habitación debe ser un santuario, no una fuente de sobreestimulación.