Desde su entrada al escenario poco después de las 9 de la noche, McCartney cautivó a los asistentes con una mezcla de éxitos de su carrera solista, su época con Wings, y, por supuesto, los clásicos de The Beatles. Abriendo con “Can’t Buy Me Love”, Paul estableció el tono de la noche y prometió esforzarse en hablar español, para la alegría de sus fanáticos. Entre canciones, dijo frases en español como “¡Qué onda chilangos!” y “Está padrísimo estar aquí de nuevo”, ganándose una ovación tras otra.