Con frecuencia se confunde con la alegría, que es un momento efímero en el que se disfruta de una actividad o situación espontánea. La felicidad, en cambio, es un estado duradero. Una persona feliz experimenta menos la ansiedad o el estrés, por lo tanto, los síntomas físicos ligados a estos estados son casi nulos. Una persona feliz tiene buena salud emocional, física y sexual.