Mara Rahab Bautista se autodefine como librera y gestora cultural. Recientemente estuvo como invitada en el Hay Festival Querétaro para hablar del tema de las librerías como espacios comunitarios en transformación.
Mara Rahab Bautista abrió, hace unos años, un espacio que se ha convertido en más que una tienda de libros: El traspatio. La presencia de un lugar como estos, que rebasa los alcances de una librería tradicional, no es un asunto aislado, se enmarca en un contexto de resistencia ante un mercado editorial alineado al capitalismo tardío. Sobre esta propuesta y su labor, habló, en entrevista, la gestora y librera.
Le preguntas a alguien que es muy positiva en ese sentido porque si no, no podría mantener un proyecto como El traspatio. El libro en papel va a vivir por muchísimos años más. Por lo menos creo que, a ti y a mí, no nos va a tocar ver algún otro cambio. Por otro lado, es verdad, tenemos a otra editorial que no tiene, digamos, una presencia física, pero es enorme que es Amazon. Ella promete publicar y distribuir libros sin un cuidado y sin ninguna atención como lo puede hacer un librero. Yo creo que, ante eso, siempre va a haber proyectos de resistencia. O sea, siempre va a haber la poeta que diga: “Yo voy a hacer mis poemas en esta hoja en blanco. Los voy a fotocopiar y los voy a distribuir entre mi familia, entre mis compañeros o los voy a vender a tres pesos”. Siempre ha existido eso y yo creo, confío, en que van a seguir existiendo otras formas de circular la literatura, las letras y las publicaciones como esto: como un acto de resistencia que no siempre tenemos consciente.
Yo no me siento dentro de una batalla en mis días cotidianos, pero sí quiero ser parte de algo que protege. Que se resiste a solo consumir el ‘Boom latinoamericano’, solo consumir las obras que están de moda o los 100 libros que hay que leer antes de morir. Quiero saber, más bien, qué es lo que no se nombra, dónde está lo que no se nombra, lo que no se está vendiendo, pero que está existiendo.
Mira, yo siempre he creído que es muy difícil que el Estado abarque y que publique a escritoras o escritores locales, sino que también eso puede sumar al pensamiento hegemónico. Creo que tiene que hacer su parte, que tiene que promover, que impulsar la escritura, las publicaciones, las autopublicaciones. Creo que esa es una labor mucho más importante y con mayor impacto.
Por otro lado, hay que decir que, en México y en Latinoamérica, hay una gran producción editorial. Yo el primer encuentro (de editoriales independientes) lo hice porque yo decía: “¿Por qué todo el tiempo nos dicen que, en México, no se lee y hay tantas ferias del libro?”. En Michoacán, llegamos a tener la Feria del Libro del Politécnico, la de Uruapan, la de Apatzingán y está la feria del libro estatal. O sea, vivimos en un capitalismo rampante y no podemos decir que solo es amor al arte. Entonces, fue cuando empecé a descubrir cuánta producción editorial hay en este país, de diversos tamaños.
Tenemos editoriales que empezaron pequeñas como Sexto Piso y, ahora, se cuestionan si sigue siendo pequeña, pero creo que sigue siendo independiente. Hasta editoriales micro como La duplicadora y muchísimas más. Así que invito a que conozcan los libros hechos en México y en Latinoamérica: El Salvador tiene producción editorial, Guatemala tiene producción editorial, Venezuela tiene una gran producción editorial. Aquí, el problema es la distribución y es muy triste pensar cómo no es tan fácil acercarnos a los libros que se están editando en Colombia o en Belice, pero existe la producción editorial independiente y, al final, coincidimos con los mismos principios y eso me parece muy poderoso.
Mara Rahab Bautista se autodefine como librera y gestora cultural. Recientemente estuvo como invitada en el Hay Festival Querétaro para hablar del tema de las librerías como espacios comunitarios en transformación. Las librerías, poco a poco, han dejado de ser una tienda de libros y quienes las atendían, las libreras y libreros, han ensanchado sus alcances hacia otros territorios que, antaño, parecían inimaginables. Le pregunto a Mara si esa es otra labor suya, la de editora, pero es discreta, aunque sus proyectos pueden hablar al respecto.