En 2000, KISS realizó su gira de despedida, un evento que reunió a generaciones de fanáticos. Aunque la banda no se separó definitivamente, ese tour fue un hito en la historia del rock. La actuación de Paul Stanley en este evento fue increíble: lleno de emoción, energía y una conexión especial con el público. Fue un momento donde Stanley demostró por qué es uno de los frontman más influyentes de todos los tiempos.