Después de meses de planificación y preparativos para la boda, es hora de darse un capricho. Durante la luna de miel, las parejas pueden darse el lujo de no escatimar en gastos y disfrutar de las pequeñas indulgencias que normalmente no se permitirían. Desde abrir una botella de champán hasta disfrutar de una cena extravagante, es el momento de consentirse mutuamente y celebrar el amor.