El mensaje de Frankenstein es profundo y atemporal. Mary Shelley, a través de su obra, nos invita a reflexionar sobre los peligros de la ambición desmedida, la falta de responsabilidad ante nuestras creaciones y el poder destructivo de la soledad y el aislamiento. Además, la novela también nos plantea interrogantes sobre la esencia de la humanidad y la naturaleza de lo que consideramos “monstruoso”.