Dormir con tu mascota, perro o gato, puede ser un momento de cariño y comodidad, pero no todo es miel sobre hojuelas.
Entre los beneficios, se encuentra el aumento de la sensación de seguridad, reducción del estrés y fortalecimiento del vínculo afectivo. Algunos estudios sugieren que los ronroneos de los gatos y el calor de los perros ayudan a conciliar el sueño más rápido.
Sin embargo, también existen contras: dormir con tu mascota puede alterar tus patrones de sueño, provocar alergias o transmitir parásitos si no está correctamente vacunada o limpia.
Además, el espacio reducido puede afectar la calidad de tu descanso y generar molestias físicas. La clave está en encontrar un equilibrio que permita compartir afecto sin sacrificar la salud ni la comodidad.
Además, el comportamiento de tu mascota durante la noche influye mucho en la experiencia. Algunos perros o gatos se mueven constantemente, buscan atención o incluso roncan, lo que puede despertar varias veces y afectar tu descanso.