Ubicado en el corazón de Querétaro, el Templo de la Santa Cruz tiene su origen en un evento histórico ocurrido el 25 de julio de 1531, cuando se libró una batalla entre españoles y chichimecas. Según la tradición católica, una aparición celestial de Santiago Apóstol y una cruz en el cielo provocó la rendición de los indígenas, quienes aceptaron ser evangelizados.
En honor a este suceso, se construyó el templo en el siglo XVII, y posteriormente se fundó el Colegio de Santa Cruz de Querétaro, el primero en su tipo en la Nueva España, dedicado a la formación de misioneros. Entre sus egresados destaca Fray Junípero Serra, figura clave en la evangelización del norte del continente.
La leyenda del árbol que da espinas en forma de cruz
Una de las historias más fascinantes del templo es la del árbol que crece en su patio. Según la leyenda, Fray Antonio Margil de Jesús, misionero español, clavó su bastón en el suelo durante una visita al convento. El bastón, que lo acompañó en su recorrido por América Latina, echó raíces y se convirtió en un árbol cuyas espinas tienen la forma de una cruz.
Investigaciones realizadas por la UNAM identificaron que el árbol pertenece al género de las mimosas, plantas que pueden vivir hasta 100 años y cuyas espinas pueden alcanzar hasta 10 centímetros de largo.
Un sitio de peregrinación y milagros
Gracias a esta leyenda, el Templo de la Santa Cruz se ha convertido en un centro de peregrinación, donde muchos fieles atribuyen propiedades milagrosas a las espinas del árbol. Además de su valor espiritual, el templo también tiene relevancia histórica: fue el último cuartel del emperador Maximiliano, desde donde dirigió al Ejército Imperial Mexicano antes de su captura.