Édgar Omar Avilés recopila, en este nuevo libro, lo mejor de su producción cuentística. También hace una especie de corte de caja dentro de su producción narrativa de 20 años para mostrar los nuevas búsquedas de la escritura creativa.
Albero Chimal dice, sobre ‘La casa del atroz asombro’, de Édgar Omar Avilés: “Pocas obras literarias tienen la constancia y la consistencia que se muestran aquí, y menos aún dejan ver la misma pasión por la imaginación fantástica: por hacer a un lado la imitación grosera del realismo y buscar otras experiencias de lo real”.
Édgar Omar Avilés recopila, en este nuevo libro, lo mejor de su producción cuentística. También hace una especie de corte de caja dentro de su producción narrativa de 20 años para mostrar los nuevas búsquedas de la escritura creativa.
“Yo quería que el libro estuviera dividido en tres apartados. Que cada apartado fuera un acercamiento distinto a lo que yo considero que es fantasía. Yo he escrito, en realidad, fantasía para adultos, ha sido lo que a mí más me ha interesado. Quise que cada uno de estos apartados fuera un acercamiento distinto. El primer apartado es la fantasía más tradicional, que es: en el mundo en el que nosotros vivimos irrumpe un hecho fantástico, es como la fantasía más tradicional. En el segundo apartado es un mundo fantástico donde también convive lo maravilloso e irrumpe lo fantástico, pero esa irrupción no es tomada con tantísimo asombro que es, digamos, el principio de lo maravilloso. Para el tercer capítulo, que son los cuentos más largos, hay universos ya trastocados de origen, y que sufren una vuelta de tuerca que los hace aún más extraños, no solo por la acción, sino emocionalmente, creo”.
“Más o menos sí. Para mí también fue muy interesante hacer esta línea porque me doy cuenta que más o menos coincide, pero sí hay algunos saltos. En la primera parte sí hay textos de la primera producción y por ahí salta algún texto que no está dentro de esa época. También habla de mis intereses. Te puedo decir que dentro de lo inédito que ahorita tengo, sí hay algunos textos que pudieran estar dentro de la primera línea. Pero son los menos. La verdad es que sí he seguido sobre esa idea de ir profundizando en lo extraño.”
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Eso es un reto. Mira uno de los retos, dentro de lo que a mí me interesa, es que la búsqueda sobre esta fantasía radicalizada. Tiene que entenderse, no puede ser un debraye, no puede ser una locura. Entonces, para la escritura cada vez he ido haciendo más este tipo de juegos. Hay momentos en la escritura, al menos en lo que yo hago, en que dejo que la imaginación tope hasta donde pueda. No me pongo límites. Después llega otro momento en donde barro, acamodo las cosas, llega un Édgar lógico, muy razonado y pongo estructura. Luego, en otro momento, nuevamente me doy permiso de poder imaginar lo que se me ocurre. Esto cada vez cada resulta ser como un malabar con más pelotas. A mí me resulta un reto muy interesante y muy divertido, al menos para mí.
“Fueron cambios formales propiamente, pero sí hay algunos textos, por ejemplo, el cuento que se llama ‘Estelar’ que sí cambió el final. Sí hay algunos textos, sobre todo de los textos primeros que sí les hice algún cambio por ahí más allá de lo formal, pero del grueso procuré no cambiar. Mira, tengo también una premisa respecto a la persona que soy yo: no me gusta que la persona que soy yo abuse de la persona que fui yo hace 20 años o qué sé yo. ¿A qué es a lo que me refiero con esto? Que puede haber una tentación que uno ya a los 40 años quieras enmendarle la plana al chavo que tenía 20 años y escribía, pero, además, este enmendar la plana puede ser hasta muy torpe porque puede que lo que tú hagas ahorita, este ‘enmendar la plana’, en realidad te estés haciendo fracasar o estés realmente ensuciando un texto que de suyo tenía cosas que tú ya no puedes lograr.”
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Sí, tienes razón en eso. Fíjate que la selección de esta antología la hice hace como tres años, aunque el libro se publicó en 2023, pero después de esta selección hice lo que no había hecho antes y quizá está ligado con eso. Hice poesía o al menos la busqué, publiqué un libro que se pudiera llamar de poesía, que es ‘Una nocha antes de emtumbecer’. Es un libro que es muy diferente a lo que había hecho y probablemente sí está motivado en este corte de caja que hice con este antología.
Por ahora, Édgar Omar Avilés sigue indagando en lo fantástico desde el cuento, la minificción, la novela e incluso, el ensayo, en donde reflexiona sobre la tradición de lo fantástico en la literatura.