Durante Semana Santa, es fácil caer en la tentación de disfrutar de los manjares tradicionales que adornan nuestras mesas. Sin embargo, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), este festín gastronómico puede llevarnos a ingerir el doble de calorías en tan solo una semana. El resultado: un aumento de peso de entre 1 y 2 kilos, mayormente en forma de grasa acumulada en el cuerpo. Este exceso calórico, sumado a la alta ingestión de azúcares, harinas refinadas y grasas, puede desencadenar una sensación de pesadez y malestar generalizado.