David Betancourt es autor de los libros de cuentos ‘La vida me vive amargando la vida’ (Seix Barral, 2017) y ‘La conjura de los vicios’ (Random House, 2020)
David Betancourt es un narrador colombiano multipremiado en su país y en extranjero, recientemente fue galardonado en México por su novela ‘Los hijuetantas’. La novela es significativa porque muestra la convivencia entre colombianos y mexicanos. El tema no es desconocido para su autor, que vivió en México por un periodo de casi diez años. Con el Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo Betancourt salta del cuento al relato. Sobre este proceso habló en entrevista para Huellas de autoría.
“Mi propuesta fue hacer un libro de cuentos, un libro integrado donde el primer cuento abría una saga que cerraba con el último cuento. Yo empecé a hacer ese planteo de los cuentos integrados. En un momento, en el primer cuento, yo iba como en la página 60 y algo y empecé a decir ‘esto es una novela, porque es como es una familia. Yo tengo que contar 18 personajes’. Entonces, al final, se convirtió en una novela”, confiesa el autor
“Yo nunca lo he contado y aparece solo en la novela porque yo acudo, en ella, mucho a la metaliteratura. Yo hablo de la novela dentro de la novela. Aparecen escritores como Fernando Vallejo peleándole al narrador, aparecen citas de libros, aparece un lector diciendo que ya se cansó de leer el libro. Esperas muchos juegos metaliterarios. En esos juegos metaliterarios yo acudí a contar lo que realmente pasó. Dentro de esa novela hay de todo, porque el mismo género lo permite: hay poemas, hay cuentos, hay juegos con el ensayo, hay de todo. Eso me dio más libertad de hacer lo que no podía hacer en el cuento. Me permitió experimentar algo que yo nunca hice porque el cuento me amarraba más, me contenía. Ahí en la novela se cuenta cómo pasé de pretender un libro de cuentos a una novela. Se narra cómo es la experiencia de escribir una novela. Es como un experimento. Es muy experimental, aunque ahora ya nada es experimental porque ya lo que uno cree que es experimental ya lo hicieron, pero eso es lo que yo pretendo.”
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“Exactamente. Ese es, por ejemplo, desde toda mi vida que leo, mi referente. Yo no encuentro un libro más completo que ‘El Quijote’ porque tiene metaliteratura, porque tiene humor, porque tiene drama, porque tiene comedia, porque tiene tragedia, porque tiene todo y combinado, como muy abrupto todo, como muy explosivo y eso es un libro que no tiene comparación. Yo vuelvo a ‘El Quijote’ cada tanto y es como si leyera un Quijote diferente cada vez que lo leo.”
“Lo que pasa es que esta novela yo la escribí como tesis de grado de una maestría en México, entonces yo tenía lectores y jurados mexicanos. Lo que a mí siempre me preocupa es cómo pongo yo hablar a los mexicanos y no a los mexicanos, a los poblanos, porque vos sabés que hablan distinto los del sur y los del norte, los del centro utilizan diferentes formas de hablar. No bastaba con yo llevar seis años o siete años en México para poner a un personaje hablar mexicano, o sea, eso no basta. Es más, yo puedo estar toda la vida en México y no alcanzo a poner a los personajes a hablar mexicano o poblano, en este caso. Lo que yo intentaba era construir las voces con el oído, con lo que yo fui viviendo, pero cuando llegaba el lector mexicano, me decía, “se ve el artificio, o sea, se ve que vos no sos mexicano”. Yo no fui capaz. Lo que pasó fue que estos lectores mexicanos eran los que me decían “no se dice tal cosa se dice ‘ah, chingado’” entonces, me lo cambiaban.”
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“Por ejemplo, yo leí un autor mexicano que se llama Carlos Velázquez, ‘La Biblia vaquera’ y yo, lo que leo en ese libro, es puro lenguaje. A mí me costaba cuando llegué a México poder captar ese libro, o sea, poder entender, porque era más un juego de lenguaje que querer contar algo: se le imponía el lenguaje a la trama. Entonces, cuando yo empecé a escribirlo ‘Los hijuetantas’ yo dije ‘aquí me voy a preocupar muchísimo por el lenguaje’ y termina siendo una novela que cuenta prácticamente nada y entonces ¿qué es a lo que yo que acudo? Que, por medio del lenguaje, del ritmo, de estilo, de un montón de cosas ahí que se encierran, no dejar que el lector se me vaya.”
Recientemente David Betancourt fue uno de los ganadores del Premio Iberoamericano de Cuento y Novela Ventosa-Arrufat y Fundación Elena Poniatowska, otro premio de carácter internacional convocado por México, por lo que su relación con este país sigue siendo fructífera.
MT