La noche prometía una aventura caribeña, con ritmos cubanos en la voz del salsero Marc Anthony, quien también se atrevió a explorar en otros géneros, como las baladas, el pop y el bolero.
Ante un público hiperactivo, el Estadio Olímpico fue la sede de la conexión que surgiría entre el cantante y su público, iniciando con algunas canciones como ‘Valió la pena’, un tema perfecto para pararse a bailar y cantar a todo pulmón.
Por algunos periodos, las habilidades de su banda musical protagonizaban el show, al mismo tiempo que Marc se sentaba en la batería, los alentaba a un sano duelo musical o simplemente los presentaba ante la audiencia.
Cuando interactuó con los espectadores, agradeció a Querétaro por mostrarle su cariño, su fervor hacia su música y la adrenalina que desbordaban al momento de bailar sus éxitos.
Todo mundo terminó bailando
Luego llegaron temas como ‘Hasta ayer’, ‘Flor pálida’, ‘Si te vas’, ‘Qué precio tiene el cielo’, ‘Mala’, entre otros, que demostraban no solo el poder interpretativo que tiene Marc sobre el escenario, sino también su capacidad de mover masas, liberando sus emociones.
Siguieron canciones como ‘Parecen viernes’ y ‘Tu amor me hace bien’, letras que invitaron a las parejas que se encontraban presentes a dedicarse ese momento mutuamente y demostrarse su amor en el transcurso de la velada.
El show se cerró con ‘Vivir mi vida’, un clásico del artista que llevó al éxtasis a la audiencia, entre aplausos, gritos y baile, generando una comunión en el Estadio, en lo que ya se visualizaba una celebración a la existencia.
‘Valió la pena’ fue uno de los temas con los que abrió el concierto. / Foto: Carlos Curiel.
Los enamorados disfrutaron de las letras. / Foto: Carlos Curiel.
El Estadio estuvo plagado de magia y baile. / Foto: Carlos Curiel.
La cita ya se había convertido en una fiesta musical. / Foto: Carlos Curiel.